El puente del Llierca: el legado románico y comercial de la Garrotxa
Sobre el majestuoso río Llierca se alza un puente románico que es mucho más que una construcción. Este imponente testigo no solo conecta dos orillas, sino que también enlaza épocas y comunidades, y se ha convertido en una pieza clave en la historia comercial entre los pueblos de la Garrotxa.
Construido entre los años 1345 y 1346 por los Malart, barones de Sales, el puente del Llierca fue concebido como una vía comercial vital. Durante el siglo XIV, esta estructura se convirtió en uno de los nexos fundamentales entre los pueblos y masías del vertiente oeste del río Llierca y Tortellà, y de ahí a Besalú. El pontazgo, un canon por el paso de mercancías y ganado, evidencia su importancia en el comercio de aquella época.
Con sus 52,70 metros de empedrado, 2,30 metros de anchura y un arco majestuoso y esbelto de 19,10 metros de diámetro, construido con piedra numulítica sobre una roca caliza, el puente del Llierca sigue fascinando a los visitantes y ofrece un camino por la red de senderos Itinerànnia y el GR-1.
Visitar el puente del Llierca es dar un paso atrás en el tiempo para conectar con la esencia de la Garrotxa y sus caminos, que hermanan historia y paisaje como en ningún otro territorio.